Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos. El renunciar a recibir el honor nosotros mismos es una parte necesaria de la verdadera reverencia, como el atribuir toda la gloria al Señor. Por nuestra parte, hallamos mucho más fácil creer que el Señor nos hizo, que no que nos hemos desarrollado a través de una larga cadena de selecciones naturales, a partir de átomos flotantes que nos formaron. C. H. S.
El lo hizo todo sin la ayuda o concurrencia de otro. No había quien le ayudara o cooperara en lo más mínimo con El en la obra de la creación... Los que ayudan o concurren con otro para hacer una cosa pueden reclamar parte de ella; pero aquí no existe oportunidad para reclamación alguna, ya que el Señor lo hizo todo. Sólo El. David Clarkson
Muchos han derivado consolación de estas palabras; como, por ejemplo, Melanchthon cuando se hallaba desconsolado y afligido junto al cuerpo de su hijo, en Dresde, el 12 de julio de 1559. Pero en «El nos hizo; pueblo suyo somos» hay una rica mina de consolación y amonestación, porque el Creador es también nuestro Dueño, su corazón se une a su criatura, y la criatura se lo debe todo enteramente a El, sin el cual no habría recibido su ser, y no seguiría viviendo. F. Delitzsch
Los masoretas, al alterar una letra en el texto hebreo, leen: «Él nos hizo, y nosotros somos suyos», o «a El pertenecemos». Poniendo estos dos textos juntos, nos damos cuenta de que Dios nos hizo, y no «nosotros a nosotros mismos», por lo que somos, no nuestros, sino suyos. Matthew Henry
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