La oración de una persona angustiada

"Qué hacer si te sientes angustiado"

Cuando Satanás, el Adversario, extiende sus alegaciones contra nosotros, es apropiado que nosotros ampliemos nuestras propias alegaciones en favor de nuestras propias almas; como cuando los poderes de las tinieblas intensifican y multiplican sus esfuerzos, nosotros hemos de intensificar los nuestros en la oración (Efesios 6:12, 18). Thomas Cobbet 

Las formas de oración negligentes, descuidadas, esporádicas, de labios, sonidos vacíos de expresiones verbales no pueden conseguir una respuesta consoladora por parte de Dios, o, por lo menos, alivio al alma cargada. 

El suplicante sincero no se contenta con orar porque sí, por hacerlo; desea realmente alcanzar el oído y el corazón del gran Dios. Es un gran alivio en tiempo de aflicción dar a conocer a otros nuestra tribulación. Nos alivia el que ellos escuchen nuestros lamentos. Pero el mejor solaz de todos es el tener a Dios mismo como oyente simpatizante de nuestra queja. El que El nos escucha no es un sueño, una ficción, sino un hecho fehaciente. 

Lo peor de nuestras desgracias sería si llegáramos a convencernos de modo indiscutible que Dios no escucha ni contesta nuestros ruegos; el que pudiera damos a entender tal cosa no nos haría un servicio peor que el leernos nuestro certificado de defunción. Mejor es morir que negar el propiciatorio. Lo mismo daría volverse ateos que creer en un Dios que no siente y no oye. C. H. S. 

Es un proverbio con respecto a los favores procedentes de manos humanas el que «el que da pronto da dos veces», porque el don aumenta en su valor al llegar en el momento de necesidad urgente; y podemos estar seguros que nuestro Dueño celestial nos concederá los mejores dones en la mejor manera concediéndonos su gracia para ayudarnos en el tiempo de necesidad: Cuando las respuestas pisan los talones de las peticiones, son más sorprendentes, más consoladoras, más alentadoras. C. H. S. 

 Al desgraciado la vida le parece no sólo frágil, sino rodeada por un ambiente tan oscuro, corrupto, cegador y deprimente que, absorto en su abatimiento, se compara a un hombre perdido en la niebla, evanescente, vacío, de modo que es poco más que una columna de humo. C. H. S. 

Un corazón reseco por una pena intensa se niega a aceptar consolación para sí y nutrimento para el cuerpo, y desciende más rápidamente en la debilidad, el abatimiento y la desesperación. El caso descrito aquí no es raro. 

Con frecuencia hemos encontrado individuos tan desorientados por la aflicción que su memoria les fallaba en cosas tan urgentes como las comidas, y hemos de confesar que hemos pasado por condiciones así nosotros mismos. 

Un agudo dolor ha llenado el alma, monopolizado la mente, y lo ha arrastrado todo al fondo, de modo que las cosas comunes como comer y beber eran despreciadas por completo, y no se hacía caso de las horas de refrigerio, sin que desmayara el cuerpo, pero sí incrementando la angustia del corazón. C. H. S. 

Pero como el vigor del corazón alimenta el ánimo y éste se distribuye por toda partes, dando a uno el apetito natural, así también cuando el corazón está marchito y seco, como la hierba, y no hay vigor en él, el ánimo está paralizado, y no es extraño que el estómago pierda su apetito y se olvide de comer pan. Sir R. Baker El cardenal Welsey, cuando oyó que el favor de su Señor se había apartado de él, se Sintió estrujado por una angustia tan violenta, que persistió toda la noche, que cuando se levantó por la mañana su rostro estaba desencajado y reducido a la mitad de sus dimensiones naturales. C. H. S. 

Si hubiera más de esta santa aflicción, pronto veríamos que el Señor vuelve a reedificar su iglesia. Es triste ver cómo los hombres se pavonean con orgullo mundano, cuando los males del tiempo deberían impulsarles a afligirse y lamentarse como el pelícano; y es terrible ver que los hombres se congregan como buitres para devorar la presa de una iglesia exánime, cuando deberían lamentarse entre sus ruinas como el búho. C. H. S. 

Los cristianos sinceros y vigilantes con frecuencia se hallan entre personas que no tienen simpatía por ellos; incluso en la iglesia buscan en vano espíritus afines; con todo, perseveran en sus oraciones y labores, pero se sienten solos, como el pájaro que mira desde la cima del tejado y no halla a otros de su clase por compañía. C. H. S. 

Pero los hombres no se dan cuenta de lo que es la soledad, ni hasta dónde llega; porque la multitud no es compañía, y los rostros son como una hilera de cuadros, y su habla como un címbalo que retiñe, cuando no hay amor. Francis Bacon Es verdad lo que dice Plutarco, que a los hombres les afectan más los reproches que otras clases de agravios; la aflicción, también, da un filo más agudo a la calumnia, porque los afligidos son objetos más apropiados para la compasión que para la burla. Mollerus 

Si yo estuviera donde están ellos, se burlarían de mí en la cara; si no estuviera entre ellos, me apostrofarían a escondidas; y no lo hacen de modo esporádico, dándóme un respiro, sino que escupen su veneno todo el día; y no uno a uno, de modo que pudiera tener esperanza de resistirlo, sino combinándose y en grupo; y para hacer sus grupos mas firmes y menos propensos a disolverse, se juramentan y toman sacramento sobre ello. Y, ahora, resumiendo mis desgracias y aflicciones: empiezan con mis ayunos; luego, mis gemidos; se añaden a ello mis vigilias; luego, la vergüenza de que se me señale en compañía, el desconsuelo del verse solo; y, finalmente el escarnio y la malicia de mis enemigos; y de qué extrañarse, pues: si todo esto junto me hace desgraciado; qué maravilla si no tengo más que piel y huesos, pues la carne se niega a permanecer en un cuerpo que sufre tales desgracias. Sir R. Baker 

No hay nadie que cometa pecado si no es con una intención de recibir placer de ello; pero esto no debería hacerse, puesto que todo el que comete pecado, puede estar seguro de que un día u otro encontrará mil veces más tribulación por causa de ello que el placer que encontró en el pecado. Porque todo pecado es una especie de exceso y saciedad y no hay manera de evitar que sea mortal sino con una dieta estricta' de cenizas como si fuera pan, y bebida mezclada con lágrimas ¡Oh alma mía, si éstas fueron las obras de arrepentimiento de David, ¿dónde hallaremos en el mundo un penitente después de Él? El hablar de arrepentimiento es común en la boca de todos; pero ¿dónde hay uno que coma cenizas como pan y mezcle lágrimas en su bebida? Sir R. Baker 

Hay ocasiones en que a causa de la depresión del ánimo uno se siente como si le hubiera abandonado la vida y la existencia hubiera pasado a ser meramente una muerte que respira. El quebrantamiento del corazón tiene una influencia que marchita todo nuestro organismo; nuestra carne en el mejor de los casos no es sino hierba, y cuando es herida por dolores agudos su belleza se disuelve y se arruga, se seca y se vuelve detestable a la vista. Cuando llega el tiempo de Dios, ni Roma, ni el diablo, ni los perseguidores, ni los ateos, pueden impedir que el reino de Cristo extienda sus límites. Es Dios el que lo hace, El debe «levantarse»; El lo hará, pero tiene su sazón designada; y, entretanto, nosotros hemos de esperarle con santa ansiedad y expectativa creyente. C. H. S. 

El tiempo designado por Dios es cuando la iglesia cree profundamente, es más humilde, más adicta a los intereses de Dios, más sincera. Sin fe no somos aptos para desear misericordia; sin humildad no somos aptos para recibirla; sin afecto no somos aptos para valorarla; sin sinceridad no somos aptos para mejorarla. Los períodos de aflicción extrema contribuyen al crecimiento y ejercicio de estos calificativos. Stephen Charnock 

El sol brilla siempre glorioso, incluso en el día más nublado, pero no se ve hasta que se han esparcido las nubes que impiden su vista en el mundo inferior: Dios es glorioso cuando el mundo no le ve; pero su gloria declarativa aparece cuando la gloria de su misericordia, su verdad y fidelidad irrumpen para la salvación de su pueblo. ¡Cómo ha de cubrir tu rostro la vergüenza, oh cristiano, si no procuras sinceramente la gloria de Dios, que te ama, sí, y a todos sus hijos tanto, que embarca juntos en un navío su gloria y tu felicidad, de modo que no puede perderse la una y salvarse la otra! William Gurnall 

El desvalido sabe cómo ha de orar. No necesita instructor. Su desgracia le enseña maravillosamente el arte de ofrecer oración. Veámonos como desvalidos, para aprender a orar; desvalidos en fuerzas, sabiduría, influencia, verdadera felicidad, fe como se debe, consagración total, conocimiento de las Escrituras y justicia. Renuncia a todo tu oro que son escombros, escombros en tanto que está en tus manos, dalo a mis pobres; y yo te daré oro verdadero, a saber, un sentimiento de tu miseria y tu invalidez; un anhelo de gracia, pureza y utilidad; un amor a tus prójimos; y mi amor derramado en tu corazón. George Bowen 

Comunicar a otros lo que Dios ha hecho para nosotros personalmente y para la iglesia en conjunto es tan evidentemente nuestro deber que no tendríamos que necesitar estímulo para cumplirlo. Dios tiene siempre sus ojos sobre la gloria de su gracia en todo lo que hace, y no deberíamos voluntariamente defraudarle de este aporte de alabarnza. C. H. S. 

Tú vives, Señor, déjame vivir también. Una plenitud de existencia contigo; déjamela compartir contigo. Nota el contraste entre el mismo David cuando desfallece y está a punto de expirar, y cuando su Dios vive en él en la plenitud de fuerza para siempre; este contraste está lleno de poder consolador para el hombre cuyo corazón descansa en el Señor. Bienaventurado sea su nombre, El no nos falla y, por tanto, nuestra esperanza no nos fallará; no vamos a desmayarnos ni en lo que afecta a nosotros ni a su iglesia. C. H. S. 

La concupiscencia pasará, no su esencia; la forma, no la naturaleza. Al renovar un vestido viejo no lo destruimos, pero lo cambiamos y hacemos que parezca nuevo. Pasarán, pero no perecerán; la escoria es eliminada, el metal permanece. La calidad corrupta será renovada, y todas las cosas restauradas a la hermosura original en la cual fueron creadas. El fin de todas las cosas se acerca (1a Pedro 4:7); y un fin para nosotros, para nuestros días, para nuestros caminos, para nuestros pensamientos. Si un hombre pudiera decir como el mensajero de Job: «Yo solo he escapado», sería algo; o si pudiera hallar un arca con Noé. Pero no hay arca que nos defienda de este calor, como no sea el seno de Jesucristo. Thomas Adams 

Pablo, en el capítulo siete de Romanos, gime y se lamenta, y luego, en el octavo, se regocija y salta de alegría; vamos a progresar a los cantos y danzas , «bendiciendo al Señor porque aunque dure el llanto toda la noche, por la mañana viene la alegría.» C. H. S.

Alguna vez te has sentido angustiado o conoces a alguien que lo haya estado?Nos gustaría leer como lo superaste o ayudaste a alguien en ese estado. Dios te bendice 



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